jueves, 13 de noviembre de 2008

Fachadas Verdes


Las cubiertas vegetales son el sistema más sencillo y de menor mantenimiento para integrar el verde en las casas. Se trata de sistemas de cubierta que incluyen un sustrato y vegetación, de manera que en cierto modo se recupera en cierto modo el espacio ocupado por la casa, que pasa a ser verde. Aumentan considerablemente el aislamiento de la cubierta gracias al aprovechamiento tanto de las propiedades térmicas de la tierra como de la mejora del microclima que provocan las plantas. Las hay de vegetación humilde (extensivas) y otras que incorporan una cantidad elevada de biomasa.


Cuando se recubren los muros con enredaderas, se añade un interés estético a la fachada además de proporcionar las funciones de sombra o aumento de la humedad y el frescor anteriormente mencionado.

Algunas enredaderas clásicas son la hiedra, las clematis o la madreselva. Conviene escoger plantas adecuadas a la climatología del lugar, para así facilitar su mantenimiento y que no sufran por exceso de calor o humedad, de modo que la fachada verde siempre luzca un buen aspecto. Además de su capacidad de cobertura, las combinaciones de coloraciones de follaje y las distintas floraciones convertirán la fachada en un atractivo interesante.


Las enredaderas pueden llegar a cubrir fachadas enteras, en función de sus requerimientos de radiación solar. Las de crecimiento más vigoroso pueden crecer de 3 a 4 metros en un año. Algunas se encaraman por las fachadas (especialmente las de ladrillo o piedra vista) mediante las raíces adventicias, zarcillos y secreciones adhesivas que producen. Otras, para su crecimiento necesitan soportes de materiales diversos como la madera, alambre, hierro, plástico o acero, tipo celosía, cables, tensores o estructuras similares. Esto permite también guiarlas y controlar las zonas donde no se desea que lleguen y evita definitivamente los riesgos de deterioro de la fachada, aunque se cree que el deterioro sólo sucede en fachadas o materiales ya en mal estado, que acaba de afectar las plantas. Aunque no está totalmente comprobado el efecto aislante de esta vegetación en fachada, se cree que protege de las condiciones meteorológicas y de la radiación solar, además de otorgar el resto de propiedades beneficiosas de la vegetación respecto a calidad del aire.


El peso de la vegetación se tendrá que tener en cuenta en el dimensionamiento de las sujeciones y el cálculo de estructuras: se calcula que, según la especie y el crecimiento, el peso de las enredaderas puede variar entre 1 y 50 kg/m2, y que la presencia de rocío, lluvia o nieve duplican el peso de una planta caduca y triplica el de una perenne. También se debe considerar la fuerza del viento y del propio crecimiento de las plantas, y se recomienda dejar un espacio de unos centímetros entre el soporte de las plantas y el muro para permitir la circulación del aire.


Las plantas como una componente más de la construcción

Hay cada vez más proyectos en los que se integran las plantas en la estructura del edificio, no ya como una piel o fachada verde, sino como parte integral de la construcción. Así, el concepto de biomímesis impulsado por Jorge Riechmann (la idea de que las creaciones humanas imiten las de la naturaleza), ha inspirado a muchas personas a considerar estos aspectos en la construcción de sus casas.